Desde mi burladero, Volapié
La temporada taurina ha dado sus principios con el ya tradicional festival de Valero, las corridas de la Feria de San Blas en la localidad madrileña de Valdemorillo, y ahora, en la primera decena de marzo, en la ya famosa localidad pacense de Olivenza, hasta ella me desplace con estos entusiastas aficionados “Amigos de la Plaza de Toros La Ancianita”.
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Pero antes de ofrecerles mi comentario sobre los festejos de la localidad extremeña, voy a tocar un tema del que ya tenía que haber ofrecido mi opinión y, por eso de que algunas veces me enrollo, lo he ido dejando para otra, como dicen que dicen los toreros, y no es otra cosa que el espacio televisivo ofrecido por nuestra publica televisión del canal 2 en su versión taurina de ‘Tendido Cero‘, donde el sastre Raúl tuvo tiempo para ofrecernos su extraordinaria publicidad de cómo se confecciona con la mayor perfección un bonito típico traje campero.
Actualmente, Béjar es visitada por casi todas las figuras y menos figuras del toreo, gracias a la buena labor de nuestro paisano el sastre Raúl.
Se dan cuenta nuestras autoridades que no solamente es que hablen de nosotros por eso de nuestra campiña, nuestro prestigio textil, nuestros títulos de muy Noble, Leal y Heroica, hay que realizar hechos, a ser posibles buenos, y no estarse continuamente tirando trastos a la cabeza.
Hay que realizar lo que ha hecho Raúl, ofrecer lo que él sabe hacer, desde luego para ganarse “sus jabichuelas”, pero al mismo tiempo ha ofrecido un bonito Museo Textil, una joya taurina como es la Plaza de Toros más Antigua, la bonita campiña bejarana y a una ciudad en total decaimiento, y a la que Raúl acaba de poner el primer pilar para su pronta recuperación, si nuestros mandatarios, estos y aquellos, han aprendido la lección.
¡Bravo Raúl! Aunque tengo que decirte, que desde mi egoísmo taurino porque el otro no lotengo, le faltó un poco de taurínismo, un poco más de enseñar nuestra Ancianita y a ese pedazo de torero que fue el bejarano Salamanquino.
Y después de este mi toreo campero, que posiblemente no vaya a gusto de todos… pues lo siento, pero el que este «rescoció» que se dé con manteca, que diría Gabriel y Galán. Me enfundo el traje de luces y allá voy con la bonita, alegre y divertida localidad de Olivenza.
Su pequeña e incómoda plaza, con lo poco que costaría transformarla en cómoda, tiene los mismos defectos que nuestra Ancianita, no solo en lo incómodo, en la nuestra hay solución y así se lo propuse al concejal Alejandro Romero, que me prometió que sí, pero por más que busco la promesa, no la encuentro. Me la tiene que haber escondido el “jodio” alzheimer. El defecto que yo quiero hacer mención es el de la colocación de toriles y burladeros, que no permiten la colocación de dos picadores en el ruedo y, por tanto, la suerte de varas se desarrolla, fuera de sitio y al estar fuera de sitio, lo poco que se realiza sale francamente mal, por lo que de los 14 toros que vi, o estoy perdiendo la vista o yo no vi picar bien. Aprecie lo contrario, poco y mal.
Por la mañana, que estuvo rozando el lleno, estuve en un lugar que faltaron seis u ocho espectadores y. al menos, estuve menos incomodo. Pude apreciar a dos jornaleros del toreo, Emilio de Justo y Ginés Marín, que, a pesar de no tener el mejor terreno para sus labores, sacaron el jornal y hasta algo de plus, ya que se repartieron siete orejas de los flojos, descastados, pero nobles toros madrileños de Victoriano del Río.
Por la tarde, estaban anunciados un tal Morante de la Puebla, para mejores señas, José Mari Manzanares y el sevillano del que cuentan de él verdaderos primores, Pablo Aguado. Yo les prometo y si tengo que jurarlo, lo juro, que estuve en la plaza de toros de Olivenza, pero a Morante no le vi, ni tan siquiera en eso de pasar miedo en lo que él tiene una personalidad genial, porque sus oponentes, no metían miedo a nadie. En su segundo, cuando el tiempo se agotaba, pude escuchar unos lacónicos oles, que no sé si procedían de algunos, muy pocos, incondicionales o de otros cachondos mentales.
Manzanares no fue un primor de arte y maestría, pero como el público aplaudió el paseíllo, el alicantino entendió que le habían contratado para ello y no se esforzó mucho más. Aprovecho las dóciles medias arrancadas de sus oponentes, y al segundo como le mató de una buena estocada, más que buena, yo diría efectiva, le cortó una oreja.
Pablo Aguado es la tercera vez que le veo, y sigo preguntándome ¿dónde están los indicios de aquel primor sublime de toreo que realizó en Sevilla y yo me lo perdí? No acabo de entenderlo. Dicen que está ayudado por Curro Romero. El Curro puede tener muchos ahijados, y ninguno ser heredero. Seguiré esperando a que el río coja agua, porque cuando el río suena agua lleva.
En descargo, a la deficiente actuación de los tres diestros, diré que el encierro enviado desde la finca de Zalduendo, dejó mucho que desear. Flojos, sosos y si algo tuvieron para ayudar a los diestros fue su nobleza. Y, en descargo también de los actuales propietarios de la ganadería de Zalduendo, diré que estos toros aun siguen siendo en la bravura y raza, del anterior Santiago Domeqc.
A cada uno lo suyo, como lo suyo es decir que en plazas de tercera pueden lidiarse toros, deshechos de tienta y cerrado por sus pequeños defectos de cara, cuernos y tipo, nunca inútiles como fueron los dos devueltos, uno de mañana y otro de tarde y algún que otro que el señor Presidente consintió su lidia. Respecto a lo de la comodidad o incomodidad, tengo tema para otro artículo pero como hoy estoy a punto de recibir el tercer aviso, para otra como dicen los toreros