La austera y sobria procesión de la Seráfica Hermandad del Divino Salvador en su Pasión tiñó la noche del Domingo de Ramos de fé y devoción a su paso por el casco histórico de la ciudad.
Cuatro velones iluminaban el rostro del Divino Salvador, mientras el viento hacía ondear sus vestiduras y los hermanos de carga hacían caminar a Cristo a ritmo de la banda de tambores y cornetas Corona de Espinas.
Simulando el camino que emprendiera Cristo hacia Getsemaní y donde fue sorprendido por los soldados, el Divino Salvador avanzaba en procesión desde El Salvador hasta Santa María donde se realizó la estación de penitencia. En el camino, antes de llegar a Santa María, Mari Goyi interpretó una emotiva saeta.
Tras la parada en Santa María, donde los dos Cristos, el Nazareno de las Monjas y el Divino Salvador, se encontraron, los hermanos emprendieron el camino de vuelta.
Acompañados por los concejales Puri Pozo y Javier H. Carrión, por representantes de la Vera Cruz y Hermandad Jesús Nazarena, de las antiguos alumnos de María Auxiliadora, y de los Amigos de la Capa, los hermanos regresaron a El Salvador, donde la Hermana Mayor, Nieves García, agradeció a todos sus participación y pidió a los hermanos que vivieran la Semana Santa con «devoción y desde el corazón».