La iglesia de San Juan acogió la tarde del Jueves Santo la imposición de crucifijos a los nuevos hermanos de la Vera Cruz y el intercambio de varas de los abades.
El momento llegó tras el lavatorio de pies, cuando el párroco Roberto Hernández recogió la vara de abadesa y la cruz a Mayca Hernández para traspasársela a Benja López, quien acompañado de su madre Marisa, tomó el testigo muy emocionado e ilusionado por los 365 dias que tiene por delante para cumplir su sueño: ser abad de la Vera Cruz, cofradía a la que pertenece desde que era un niño y por la que se desvela cada año.
Por su parte, Mayca Hernández deja el cargo tras un año lleno de emociones y muy orgullosa por representar a la Vera Cruz con el recuerdo siempre muy presente de su marido Ruperto Fraile, siempre apoyando todo lo bejarano.
Tras estos momentos emotivos, tuvo lugar el traslado del Santísimo al monumento para su adoración.
El Jueves Santo es el amor fraternal y también el día dedicado al sacerdocio, y el párroco Roberto se lo dedicó a Don Agustín, presente en la celebración de la eucaristía, por estar siempre, a pesar de la desapacible noche como la del Jueves Santo, y por ser «fiel, fiel».