Las peticiones se han incrementado cuantiosamente debido a la pandemia, pasando de 237 ayudas materiales en 2019 a 2.833 en el último año | La organización cuenta con 144 voluntarios
El presidente, José Ramón Santamaría, el secretario de organización, Francisco Tejeda y la técnico de gestión, Adriana López, durante el balance del programa Responde. |
“Una situación excepcional requería una respuesta sin precedentes” fue la idea que hizo suya Cruz Roja para hacer frente a la situación de necesidad creada a partir del confinamiento y la posterior desescalada.
La organización lanzaba hace ahora un año el Plan Responde: “la mayor operación de la historia de Cruz Roja en cuanto a la movilización de recursos, capacidades y personas” con el objetivo de “responder al enorme incremento de la demandas de ayuda y multiplicar nuestra intervención para hacer frente a las crisis sanitaria, social y económica generada por la pandemia”, tal y como explicaba el presidente de la Asamblea local de Cruz Roja en Béjar, José Ramón Santamaría, acompañado del secretario de organización, Francisco Tejeda y de la técnico de gestión, Adriana López, en el balance de la actividad de la ONG en el último año en Béjar.
En Béjar y la comarca, en concreto, en el último año se han atendido a cerca de 2.000 personas, con unas 3.800 respuestas, lo que supone que en el último año se hayan incrementado en 2.384 respecto al anterior. Mientras que en la provincia de Salamanca se atendieron a 21.085 personas, es decir, un 67 de las atenciones fueron en la capital de la provincia y el resto en la provincia.
Otro de los datos más destacados ofrecidos por Cruz Roja Béjar es el de las ayudas de bienes materiales –compra de alimentos, medicinas, material escolar…-que ha pasado de 237 entregas en 2019 a las 2.833 registradas en el último año. La entrega de ayuda económica, destinada a pagar facturas o compra de electrodomésticos, por ejemplo, también se ha incrementado cuantiosamente al pasar de 74 entregas en 2019 a 1.411 en el último año.
Además, se ofreció orientación laboral a 45 personas y se repartieron, por un lado, 521 mascarillas a las personas que acudieron a la sede para solicitar información y por otro, 2.000 – 1.000 aportadas por el Ayuntamiento y otras adquiridas con fondos propios de la organización- a las familias que las precisaron.
Asimismo, en el último año se han formado a 219 personas en medidas preventivas y uso de equipos de protección individual y se ha realizado acompañamiento a 5 personas.
En cuanto a los distintos programas que desarrolla Cruz Roja en Béjar, 310 personas han participado en el de educación, 49 en el de empleo, 687 en cuestiones de inclusión social, 1.372 han sido atendidos por cuestiones de salud y se han registrado 521 respuestas de socorro.
En la actualidad, la asamblea de Béjar cuenta con 144 voluntarios. Además, durante la pandemia se movilizaron 85 personas que eran, por ejemplo, “estudiantes que estaban en Madrid y se vivieron a Béjar, o gente que estaba en ERE o ERTE y qué querían ayudar. Muchos de ellos siguen trabajando en Cruz Roja”, apunta el responsable de la asamblea local.
El colegio El Castañar reconoció durante su semana cultural la labor de Cruz Roja durante la pandemia. |
El presidente de Cruz Roja Béjar quiso también agradecer las aportaciones de los socios, y de las diferentes instituciones (Junta de Castilla y León, Subdelegación del Gobierno, Diputación de Salamanca), y, en especial la del Ayuntamiento de Béjar, que “ha aportado 50.000 euros para que podamos desarrollar nuestros programas”.
Santamaría aseguró que aunque “se ha visto la luz con la desescalada y con que la gente vaya a trabajar, se ve mucha necesidad. Concretamente ahora estamos repartiendo los alimentos recibidos del fondo europeo que han llegado con casi tres meses de retraso y la técnica que lleva esta gestión me ha comentado que están aumentado las familias que solicitan estas ayudas y que piden más cantidades porque no les llegan los alimentos entregados”.
«La incertidumbre fue muy dura»
Para el presidente lo peor de la pandemia fue “la incertidumbre que vivimos fue muy dura, sin saber que se podía tocar, si podíamos entrar a casa de las personas que íbamos a visitar. También nos queda la satisfacción de haber ayudado a familias con situaciones muy complicadas”. Como anécdota contaba la de un “matrimonio de un pueblo cercano que los dos tenían audífonos y que no oían porque no tenían pilas y no podían venir a Béjar. Hablamos con ellos, se las compramos y se las llevamos al pueblo”.
La peor parte sin duda se la han llevado los mayores y desde Cruz Roja se procuró que a los usuarios de los programas de la organización no les faltara, al menos, compañía telefónica y “los llamábamos y hablamos todos los días un rato con ellos. Algo que ha sido muy bueno para esas personas que vivían solas y que tenían dificultades”. Francisco Tejeda nos contaba como “durante unos días me encargué de llamar a una señora para recordarle que se tenía que tomar la pastilla por la mañana y por la tarde. La llamaba un rato antes de cada toma para recordárselo y también charlábamos”.
La técnico coincidía en la dureza de la situación y “es que desde que entrábamos en la sede no dejaba de sonar el teléfono de gente que necesitaba ayuda, o un medicamento y no podían salir a por ello. Pero también sonaba el teléfono para preguntarnos cómo nos podían ayudar y cómo nos podían hacer llegar dinero. Muy emocionante. Momentos duros, pero mucha solidaridad de gente que nos ofrecía ayuda, que nos traía mascarillas, pantallas. En pocas semanas se llegó a mucha gente y muy satisfechos con todo lo que se ha hecho»