La Vera Cruz expone cada día a las puertas de San Juan una de sus imágenes procesionales
La pandemia del coronavirus está obligando a la sociedad en general a reinventarse y, en particular a las cofradías esta Semana Santa. Los colectivos religiosos tratan, de una manera u otra, de acercarse a sus fieles y promover unos días de atípicos de recogimiento.
Este es el caso de la Cofradía de la Vera Cruz, que, a falta de desfiles procesionales, cada día sitúa en la entrada de la iglesia de San Juan la imagen que procesionaria este día en circunstancias normales. Así, el Lunes Santo expuso a los pies de las escalares del templo religioso el Cristo de la Vera Cruz, una imagen de madera policromada de 1,90 metros adquirida en 2002 a los talles El Ángel de Madrid.
Mientras que el Martes Santo, la Vera Cruz ha expuesto, para que pudiera ser venerada por sus fieles, a la imagen de La Soledad. Esta imagen, que está esculpida en madera de cedro importado de Brasil y es obra del imaginero cacereño asentado en Salamanca Vicente Cid Pérez, procesiona cada Martes Santo- hace casi dos décadas lo hacía el Viernes Santo- en la procesión dedicada a las mujeres.
De riguroso luto, con velas en las manos y algunas vistiendo mantilla y peineta, las bejaranas acompañan a La Soledad, esa madre que pena y llora por la muerte del hijo en su recorrido por las calles del centro histórico de la ciudad. Junto a la talla, desfila también el Cristo de la buena muerte, una crucificado de, aproximadamente, 1 metro de altura y que antiguamente se utilizaba para acompañar a los cofrades fallecidos hasta el camposanto. Se desconoce el autor y el año de ejecución, aunque, según la documentación de la cofradía, se estima que es anterior a 1850.
El Miércoles Santo está prevista la exposición y veneración de la imagen de ‘El Amarrao, que perteneció al patrimonio del convento de San Francisco y que es una de las tallas que desfila en la procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo.