Béjar vive su procesión más intimista en la que el silencio se funde con el toque de los tambores y las saetas | La Hermandad de Jesús Nazareno, más numerosa que nunca, regresa a las calles después de la pandemia
Momento de la procesión a su paso por la Plaza Mayor. |
En estos últimos dos años, muchos han sido los fieles que se han agarrado a su túnica morada implorando su protección ante la pandemia que nos asolaba. Este Miércoles Santo, el Nazareno ha regresado a las calles de Béjar con la procesión de El Silencio, un desfile callado y sobrio que recuerda a tiempos pasados.
Con fama de milagrero y propiedad en su día de las dominicas bejaranas, el Nazareno pasea cada Miércoles Santo por el casco histórico de Béjar, en absoluta oscuridad, rasgada únicamente por los faroles de los hermanos, y en un estremecedor silencio roto al golpeteo de las horquetas y el golpe seco del tambor de una banda de tambores que cada año va a más.
La procesión salió de Santa María la Mayor, la iglesia madre de Béjar, y fue justo a su salida cuando se vivió uno de los momentos más emotivos de la noche con el encendido, ante la Casa de Hermandad- situada al lado del templo-, de una vela por cada fallecido de la hermandad, con especial recuerdo al último, Juan Hernández, un gran colaborador de la parroquia y de la cofradía.
En la Plaza Mayor aguardaba la Seráfica Hermandad con La Verónica para enjuagar el sudor y la sangre del Nazareno que, según la historiadora bejarana, Carmen Cascón, data del siglo XVII y es de autor desconocido, aunque se sabe que fue mandado tallar por un miembro de la Casa de Zúñiga. Ante el Nazareno, también según las investigaciones de Cascón, expiró Ruy Gómez de Silva, marqués de Alenquer, tío del Buen Duque don Manuel de Zúñiga y Guzmán en 1680, en el palacio ducal. En la Plaza y a la salida del paso, Ramón Hernández Salina, de la Cofradía de la Vera Cruz, interpretó con su trompeta la pieza ‘Silencio’, despertando la emoción de los congregados.
Excepcionalmente, el recorrido, debido a la pandemia y para reducir el tiempo de contacto estrecho entre los hermanos de carga bajo el paso, llegó hasta la Plaza de la Piedad, donde Rufi ‘La Pasera’ interpretó una saeta, para volver de nuevo a Santa María, donde el Nazareno regresará a su capilla a la espera del próximo Miércoles Santo. Al regreso, la banda de tambores ofreció a su imagen titular un pequeño concierto.
Antes de la procesión 7 nuevos hermanos recibieron su cruz y el párroco Félix Pérez bendijo sus nuevos hábitos.