El recién estrenado mes de abril ha regalado esta noche una hermosa luna llena para que acompañara a La Soledad en su paseo por Béjar y la consolara del dolor de perder a su hijo.
El silencio sobrecoge en esta noche procesional que la Cofradía de la Santa Vera Cruz dedica cada año a las mujeres.
El crotoreo de las cigüeñas acompañaba a Marta Maíllo y a Victoria Mateos en su canto a la Virgen antes de iniciar el recorrido por las calles del casco histórico de la ciudad.
El paso de La Soledad, cargado por más de 30 hombres, avanzaba por las calles, custodiado por mujeres bejaranas con velas en sus manos para arropar a la Madre de Dios. Su palio parecía más hermoso que nunca, adornado con flores moradas y blancas en señal de La Pasión de Cristo, y con velas, que tuvieron que volverse a encender ya en el recorrido; la banda de cornetas y tambores marcaba el caminar pausado de la comitiva; y los fieles aguardaban su paso, congregándose a lo largo de todo el recorrido.
Las miradas las acaparó en la plaza de Nicomedes Martín Mateos Rufi, que con el teatro Cervantes y la Torre de San Gil de testigos, cantó a La Soledad: breve, directa y sincera, dejando a los presentes conmocionados.
Este año la procesión si ha realizado su recorrido de forma íntegra, no como el pasado año que tuvo que regresar rauda a San Juan debido a la lluvia.
Las concejalas de la Corporación, de riguroso luto y algunas con peineta y mantilla, han acompañado a la Vera Cruz en la procesión. También la abadesa, Puri Pozo, y dos representantes de la cofradía de la Vera Cruz en Salamanca.
Como curiosidad apuntar que el pasado año que en esta procesión, al igual que el resto, estuvo muy presente todavía la pandemia y en todas las procesiones la mascarilla era la protagonistas. Tres años después, parece que esta época incierta la hemos dejado atrás.
ALGUNOS DETALLES
La talla de La Soledad fue adquirida en 2003 por la Cofradía y es obra del cacereño, afincado en Salamanca, Vicente Cid. Sustituyó a la anterior Virgen de la Soledad, que se conserva en la capilla de la Vera Cruz.
El manto de la Virgen fue bordado por Talleres Santarrufina, de Madrid, en terciopelo negro e hijo de oro y el emblema de la Cofradía está situado en la cola del manto.
El Cristo de la Buena Muerte, es una talla en madera policromada de un metro de altura. Aunque se desconoce su autor y el año de tallado, se sabe que es anterior a 1850 y que servía para acompañar a los difuntos hasta el cementerio. Desde el año 2000 procesiona a la Virgen de la Soledad.