Pasaban las 20:30 horas, cuando las puertas de la iglesia El Salvador se abrían, dando comienzo la procesión penitencial de la Seráfica Hermandad del Divino Salvador en su Pasión y Nuestra Madre Dolorosa.
Minutos antes, los hermanos celebraban en el interior del templo su estación de penitencia, que incluía la bendición de los hábitos de los nuevos hermanos, entre ellos, el de la más pequeña, de tan solo 4 meses, Erenia Martín.
La talla imponte del Divino Salvador, custodiada por los hermanos con sus faroles, aparecía sobre unas andas, mejoradas este año, mientras los tambores y las cornetas lo recibían en la Plaza Mayor, donde más personas se concentraron para ver la salida.
El sonido ronco de los tambores junto el de las carracas hacía avanzar la procesión por la calle Rodríguez Vidal para llegar a Santa María la Mayor, donde eran recibidos dos representantes de la Hermandad de Jesús Nazareno, que depositaron un ramo sobre el Cristo. El presidente de la Vera Cruz, David Hernández, junto a otros representantes de la cofradía también acompañaron a los de la Seráfica Hermanad en su acto principal. También los Amigos de la Capa participaron en la procesión.
Tras el acto en la iglesia madre de la ciudad, la procesión regresaba de nuevo al El Salvador, ya en penumbra, con las velas de los faroles iluminando el camino, y en la más estricta intimidad.