A escasa media hora de que los pasos del Santo Entierro de la Vera Cruz salieran a la calle, el cielo se volvía plomizo y las nubes descargaban con ganas sobre las calles bejaranas.
Al igual que ocurre en el Santo Entierro, donde reflexionamos sobre la muerte y sepultura de Cristo, pero manteniendo viva la esperanza de su resurrección y la promesa de salvación que nos ofrece; la Vera Cruz se resistía a tomar la decisión de suspender la procesión con la esperanza de trasladar el mensaje de fe a las calles. Minutos antes del inicio de la salida empezó a clarear, mientras los cofrades suspiraban aliviados por ver a sus pasos en la calle de nuevo.
Eso sí el miedo a que volviera la lluvia no se disipó del todo y la Vera Cruz decidió acortar el recorrido y no alejarse mucho de San Juan por si fuera necesario regresar deprisa para evitar que se mojaran los pasos. Por lo que la procesión no bajó desde la calle Mayor por el Murallón para llegar a Colón y de ahí a la Plaza de España, donde estaba previsto realizarse un acto nuevo alrededor de la fuente; sino que desde la calle Mayor llegó a la Puerta de Ávila y de ahí a San Juan.
Finalmente, fueron algo más de dos horas de recorrido que congregó a numeroso público en todas las calles de paso a pesar de la amenaza de lluvia y el frío. Había ganas de procesiones después de dos días suspendidas por la lluvia y eso se notó en la afluencia de público. Uno de los momentos más emotivos del desfile procesión fue el paso del Santo Sepulcro y el Cristo Yacente que, por segundo año consecutivo, fue llevado a hombros en señal de sacrificio como hizo Jesús en la cruz, dejando a un lado su dolor por su amor infinito por la humanidad.
Ese miedo a la lluvia y también a la humedad obligó al a Hermandad a tomar la decisión de no sacar el paso del Calvario de González Macías, que se situó en el parapeto para que pudiera ser admirado por los fieles. Este grupo escultórico salió por primera vez en procesión el 4 del abril de 1947, un día después de ser bendecido por Juan Félix García, párroco de San Juan. Desde la Cofradía están trabajando para que pueda ser restaurado, ya que se encuentra en mal estado, sobre todo, la imagen del Cristo Crucificado. Ya en 2019 este pasó también se quedó ‘encerrado’ por su estado.
La procesión más solemne de Béjar y también las más antigua contó con la participación del alcalde y los concejales, de la Aguedesa Mayor, Esperanza Ayala, los Amigos de la Capa y representantes de las otras hermandades de la ciudad, así como de la Banda Municipal de Música, que dirigidos por Lorenzo Torrico interpretó varias piezas de forma magistral.