La suspensión de la romería por la pandemia dejará una estampa atípica este Lunes de Pentecostés en El Castañar
La romería comienza con la celebración eucarística ante la Virgen del Castañar. |
El silencio reinará esta mañana de Lunes de Pentecostés en El Castañar. No se oirán los cascos de los caballos llegar hasta Llano Alto, ni tampoco el tamboril que anuncia la llegada de los romeros. No habrá bullicio y sí mucho aparcamiento. Los Paporros no llegarán a Béjar, a encontrarse con su patrona, la Virgen del Castañar, ni tampoco se hermanarán con los bejaranos. El coronavirus ha podido también con la romería de Los Paporros, y a los romeros solo les quedará encomendarse desde La Garganta a su Virgen para que el año que viene no falte nadie.
Tradicionalmente, cada Lunes de Pentecostés los vecinos de La Garganta celebran la romería de Los Paporros en el paraje de El Castañar, cerca de su patrona, la Virgen del Castañar, cuyo hallazgo en 1446 se atribuye a los pastores Joaquín e Isabel naturales de este municipio. Además, da paso a la romería de la Peña de la Cruz, que se celebra al día siguiente, el Martes de Pentecostés.
Algunos romeros llegan a El Castañar a lomos de sus caballos. |
Los paporros- como cariñosamente se conoce a los vecinos de este municipio cacereño que hasta 1833 perteneció a Béjar- emprenden a primera hora de la mañana el camino hasta Béjar: muchos a caballo, otros andando y algunos en coche, para alcanzar el Castañar sobre las 11 de la mañana. Antes de la celebración eucarística,los alcaldes de Béjar y La Garganta intercambian los bastones de mando- para la alcaldesa de Béjar, Elena Martín Vázquez, sería su primera vez- como muestra de hermanamiento de ambos municipios. Tras los actos litúrgicos, llega el momento de la comida. En grupos de amigos y familias, los paporros extienden en el campo sus mantas y degustan la comida típica de ese día: cabrito guisado y la leche frita. Y así avanza el día, hasta que llega el momento de despedirse de su patrona y los jinetes, desde Llano Alto, emprenden el regreso a casa ante una gran expectación, sobre todo, de muchos bejaranos que suben a despedirse de los paporros.
Momento en el que los jinetes inician el regreso a La Garganta ante la mirada de decenas de personas. |
Estos tiempos nuevos que vivimos marcados por la pandemia del COVID19 están siendo una piedra en el camino para nuestras tradiciones, y también para esta romería, aunque la alcaldesa de Béjar, Elena Martín, aseguró a este periódico que “estamos estudiando aplazarla a otra fecha, cuando las circunstancias sanitarias lo permitan, ya que es una tradición muy bonita”.