El alivio de las restricciones ha permitido la celebración de la tradicional procesión de San Antón | La asociación de La Antigua reparte 700 manteladas
715 días después, las puertas de la iglesia de Santa María la Mayor se volvieron a abrir para cumplir con la tradicional procesión de San Antón. El coronavirus llegó a mediados de marzo 2020 y el culto despareció entonces de las calles bejaranas. La última procesión celebrada en ese 2020 fue la de Santa Águeda, que si bien no es tan multitudinaria como la del patrón de los animales sí se celebra el día 5 de febrero por las calles anexas a la parroquia de San Juan.
Este domingo se recuperó, en parte, la normalidad y San Antón volvió a pasearse por las calles del centro de la ciudad, cumpliendo así con esta tradicional festividad. Un día histórico y al que ya no estamos acostumbrados que reunió a varios centenares de personas en una jornada en la que el sol brilló con intensidad.
La festividad arrancó con la misa en Santa María y continuó en la Puerta del Pico, donde don Félix, el párroco de Santa María y El Salvador, bendijo a los animales y la asociación de vecinos de La Antigua repartió las manteladas. En esta ocasión, y debido al coronavirus, se repartieron en bolsas individuales para evitar el contacto y no se repartieron bebidas. Unas 700 manteladas, financiadas
por el Ayuntamiento, fueron las distribuidas.
Los tamborileros Alejandro de la Cruz y Antonio han amenizado la celebración, que ha contado con la presencia del alcalde, Antonio Cámara, y los concejales Ana V. Peralejo, Luis Hernández, José Ángel Castellano y Ana Vallejo. Además, la asociación de animales Gaia ha repartido folletos sobre el cuidado de las mascotas y el comportamiento cívico de los dueños, y los amigos de la Capa han acompañado la celebración.
Calendario festivo
El calendario festivo tradicional, unido siempre al santoral, no afloja en invierno. A medio camino entre las celebraciones navideñas y la fiesta pagana por excelencia, el carnaval, están fijados los festejos del ciclo de invierno, que han comenzado esta semana con San Antón. La festividad San Antón, unida en Béjar a la mantelá y al chorizo, dará paso a las luminarias de San Sebastián, a Santa Águeda, que invita a las mujeres a recuperar de sus arcas los viejos trajes tradicionales, a Las Candelas en Candelario, a San Blas con sus gargantillas…
Estas reminiscencias del folclore castellano son patentes tanto en Béjar como en la comarca y los vecinos invadidos por esos ritos llenan de alborozo las calles imitando a sus ancestros en tradiciones cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.
Este es el caso de San Antón y de Béjar. El culto al patrón de los animales sabe en la ciudad textil a mantelá- una especie de pan redondo con anís- y a chorizo; a reunión con los amigos y la familia; y a tradición, aunque nadie conozca muy bien su origen.
Cada 17 de enero, grupos de amigos, asociaciones y colegios se reúnen en torno a la mesa para recordar al patrón de los animales degustando la mantelá y el chorizo. Una tradición que se transmite de generación a generación y que hace años invitaba a los chavales a cogerse el petate y encaminarse a los alrededores de Béjar para cumplir con este rito. Escribía José de Frutos en su libro Costumbres y tradiciones bejaranas que antaño “en los colegios públicos por la tarde se daba asueto a los alumnos, porque era costumbre el irse a los Peñasquillos y otros lugares cercanos a degustar el chorizo de la matanza y la mantelá”. Por esos mismos años, la iglesia de Santiago- hoy convertida en Museo Sacro- abría sus puertas a los fieles para celebrar la fiesta de San Antón, y los vecinos del barrio de La Antigua acudían para que sus animales fueran bendecidos.
Con el tiempo, el estado del templo religioso empeoró hasta llegar a ser un edificio ruinoso y cerró sus puertas al culto trasladando la imagen a la iglesia de Santa María la Mayor. Así la fiesta quedó, durante décadas, reducida únicamente a la celebración del Día del Chorizo. A finales de los años 70, el célebre Ruperto Fraile y Mario encabezaron la recuperación de la bendición de los animales en el atrio de la iglesia de Santa María y años más tarde fue el Ayuntamiento quien se hizo cargo de la celebración.
Desde entonces, la festividad se traslada al domingo más cercano al día 17 de enero- este año ha sido una excepción por el coronavirus y por coincidir el anterior domingo con el patrón de la Diócesis de Plasencia, San Fulgencio- para favorecer que la presencia de fieles sea más numerosa y también los niños puedan acudir a la bendición de sus mascotas.