Mañana la estación de esquí La Covatilla vivirá un jornada de homenaje a los pioneros del esquí en Béjar y queremos recordar hoy esos primeros años en los que la afición a la nieve y a la práctica del deporte invernal por excelencia en la Sierra comenzaba a aflorar en nuestra ciudad.
Así, con esta entrada- que fue publicada en el periódico Béjar en Madrid en su edición en papel el 19 de marzo de 2021, en el número 4.867- queremos recordar los inicios del refugio de La Covatilla y a sus impulsores. Lo haremos en varias entradas sucesivas.
La primera referencia que encontramos en la hemeroteca de Béjar en Madrid relacionada con este hecho es en abril de 1930 con una convocatoria para constituir una sociedad alpina con “el fin de buscar los medios más adecuados para sentar las bases de una sociedad que atienda a las necesidades sentidas en Béjar por los deportes de altura, tanto invernales como caniculares”. Rufino Agero Teixidor en el semanario La Victoria aboga por “asociar las fuerzas individuales alpinistas que están latentes, en potencia, para llegar a la realidad práctica con la fundación de una sociedad filial de la Real Sociedad Alpina Peñalara (…) y construir algún día un refugio, base importante y esencialísima de todo deporte alpino porque a todos nos interesa”, tanto a más “a los ayuntamientos de Candelario y Béjar y a la Cámara de Comercio por fines económicos y disponer de otra fuente de ingresos”.
A la reunión de la Cámara de Comercio asistieron unos 50 aficionados a las excursiones campestres con la finalidad de constituir la sociedad alpina. Se acordó nombrar una comisión para redactar el reglamento del nuevo colectivo formada por: Felipe A. Yuste, Emilio Muñoz, Amable García, Francisco Gómez-Rodulfo Rodríguez Arias, Mariano Gosálvez y Lino Rodríguez Arias.
Días más tarde, una representación de la Real Sociedad Alpina de Peñarala visita Béjar para ahondar en la creación de una filial en nuestra ciudad, que finalmente se constituye en mayo bajo el nombre de Sociedad Alpinista Béjar-Candelario, filial de Peñalara, y cuya primera junta directiva estaba presidida por Emilio Muñoz. Su primera actividad, que contó con la participación de 50 personas, fue una excursión a la Laguna del Duque y Barco de Ávila, mientras que la segunda llevó a 120 aficionados de la montaña a visitar Gredos.
En septiembre de ese mismo año, Béjar en Madrid ya recoge el boceto de un refugio de montaña, cuya construcción ascendía a “unas veintitantas mil pesetas”. Los planos eran obra del arquitecto y vicepresidente de Peñalara, Julián Delgado, autor también del refugio de Navacerrada, del Parador de Gredos y de otras construcciones alpinas. Este primer proyecto permitía la construcción de un edificio para albergar 20 camas dispuestas en literas, un comedor, cocina, despensa, retretes, cuadra, leñeras y vivienda del guarda, desván, vestíbulo y porches. Desde ese momento, la directiva inicia las gestiones para conseguir la ayuda necesaria para la construcción del refugio, que “simplificará las excursiones, haciéndolas más cómodas, más rápidas y con un mínimo de gasto de energías se conseguirá el máximo resultado”.
Mientras tanto, la sociedad prosigue con sus actividades y en otoño de ese mismo año organiza una excursión a La Alberta y a Las Batuecas, además de dar a conocer su idea de arreglar el refugio que las tropas de montaña levantaron pasados años en la sierra para que “nuestros socios encuentren relativas comodidades en la temporada de esquíes”. Como curiosidad destacar el anuncio de que el joven alpino, Ángel Pérez, vendía esquíes y que era “de esperar que consiga vender un gran número de ellos pues el entusiasmo entre el elemento alpino es grande”, decían en La Victoria.
A lo largo de 1931, la directiva prosigue su búsqueda de fondos para la construcción del refugio según los planos de Julián Delgado, pero todo parecía a apuntar que la construcción tendría que ser más modesta ante la problemática de los fondos económicos. Mientras tanto, el colectivo iba aumentando en número de socios y sobre pasaba ya los varios centenares, con la presencia numerosas de mujeres bejaranas montañeras.
Continuará