Amalia Herrero y Amelia García han sido las autoras de la catalogación del legado del escritor | Han llegado a manejar más de 7.000 materiales
Amelia García y Amalia Herrero, autoras de la clasificación y catalogación del archivo de Hernández Girbal. |
El legado del escritor bejarano Florentino Hernández Girbal descansó durante años en unas cuantas cajas, en un armario del Casino Obrero. El ingente material que guardaban hacia prácticamente imposible la idea de su catalogación, a pesar de sospechar que incluían verdaderos tesoros testimoniales.
El origen se remonta al año 2002, cuando el Casino Obrero es nombrado heredero universal del legado del escritor, que falleció en agosto de ese mismo año a la edad de 100 años. En ese momento, el entonces presidente del ateneo, Juan Antonio Frías, junto al miembro de la directiva, Jacinto Hernández, se traslada a Madrid para recoger ese material que formaba la herencia y trasladarlo a Béjar. Justamente, fueron ellos quienes iniciaron ese trabajo de clasificación de la colección que se dividía en revistas, recortes de periódicos, correspondencia, documentos manuscritos, fotografías y cintas de casete, entre otros, hasta alcanzar las 7.000 unidades.
Un trabajo desde 2016
La intención quedó paralizada, para retomarse después, en el año 2016, bajo la presidencia de Ramón Hernández Garrido y a instancias de Jacinto Hernández, quien le planteó al presidente la intervención en el legado de Hernández Girbal.
Así las cosas, Amalia Herrero, una de las artífices de rescatar la memoria olvidada del escritor, es nombrada coordinadora de un equipo de varias personas para reanudar la tarea iniciada años atrás. Por circunstancias diversas, Amalia terminó sola en ese proyecto hasta que consiguió convencer a su cuñada, Amelia García, para que se sumará a la difícil empresa, y “así ha sido como desde entonces hemos trabajado cuatro años de forma ininterrumpida cada tarde en la clasificación de ese material”, explica Amalia.
Una vez formado el equipo, el reto era “encontrar un hilo conductor” para dar forma a ese legado, confeccionando una clasificación lógica y de fácil acceso. “Nos enfrentábamos a un trabajo casi inabarcable, ya que al final han sido 7.000 unidades las que hemos manejado, por lo que en un primer momento me pareció una tarea imposible. Tanto es así que al principio pensé realizar un simple inventario destacando los documentos más valiosos y el resto inventariarlo sin más pretensiones”, explicaba García.
Pero al final, a base de trabajo y horas de lectura, “hemos conseguido que todo esté encajado bajo un epígrafe, para ello ha sido necesario revisar los fondos hasta en tres ocasiones”, explicaba Amelia.
La colección está organizada siguiendo dos criterios: la temática y el formato del material legado. De esta forma, se han establecido seis grandes bloques: correspondencia, documentos escritos (recortes de periódicos, fotocopias, manuscritos), fotografías, revistas, material audiovisual y libros
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El apartado de correspondencia es el más extenso, y está dividido en tres bloques: cartas personales de Hernández Girbal , escritos que intercambiaba con personas de Béjar, y las epístolas que obraban en posesión del escritor, aunque no iban dirigidas a su persona si no a Amadeo Vives y al Marqués de Salamanca, y que las había utilizado para escribir sus biografías. Hay que recordar que Hernández Girbal fue uno de los grandes biógrafos del siglo XX.
Florentino Hernández fue nombrado Hijo Predilecto de Béjar en 1990. |
2.215 cartas de 583 remitentes
Pero el trabajo de Amalia y Amelia no solo se ha basado en amontar las cartas, si no que “las hemos leído, resumido y ordenado alfabéticamente por el apellido del remitente”. Una tarea complicada, a la que se añaden otras dificultades como “entender la caligrafía, las firmas o, incluso, conseguir leerlas ya que la tinta en algunas de ellas está borrosa”, cuenta Amelia.
Algunos de los 583 remitentes de las 2.215 cartas catalogadas son dibujantes como Mingote, pintores como José Robledano o Agustín Redondela, compositores como Pablo Sorozabal o José Subirá, además de cineastas como Fernando Fernán Gómez, Josefina Manresa, viuda de Miguel Hernández, la escritora María Teresa León, periodistas, políticos como Serrano Suñer, músicos, académicos… Los remitentes bejaranos más repetidos eran los hermanos Muñoz, Francisco, Emilio y Juan, o el periodista Julián Carrasco. En cuanto a la colección epistolar dirigida a Amadeo Vives, se pueden encontrar remitentes tan sugerentes como Miguel de Unamuno, Pio Baroja, Manuel de Falla, Manuel Azaña o Ramón María del Valle Inclán.
El bloque de documentos también es muy extenso, puesto que “nos da la impresión que don Florentino no tiraba ni un papel y, sobre todo, que recortaba todo lo que le interesaba”, explican las autoras del trabajo. Así, se han ido llenando archivadores y portafolios por la temática: escritos políticos, de la República, de sus biografiados… Mientras que las fotografías se han colocado en varios álbumes, ya que, según explicaba Amelia, “parecía que Girbal había empezado a colocarlas en un álbum y hemos continuado haciéndolo así”. De este modo se han llenado varios portafotos con imágenes de cantantes de ópera y zarzuela, y otro con los retratos más personales del escritor.
Ese trabajo afanoso ha dado como resultado un armario repleto de archivadores, numerados y ordenados según esos criterios de clasificación anteriormente expuestos.
De forma que, por ejemplo, la documentación referida a cada uno de los biografiados se ha agrupado en uno o varios archivadores, que contienen diversos sobres y carpetas con toda la información dividida en: documentos manuscritos, mecanografiados, correspondencia, reseñas del libro, fotografías… Así, los investigadores que se acerquen a la sala Hernández Girbal del Casino para consultar su documentación, podrán localizarla de una forma sencilla dirigiéndose, primeramente, al ordenador donde está recogida esa clasificación. Una vez localizado, ya podrán manejarla físicamente acudiendo a la colección.
Hernández Girbal fue muy generoso con la ciudad de Béjar. |
Al terminar el trabajo, tanto Amelia como Amalia coinciden en que “Florentino ya es como alguien de nuestra familia, al que hemos cogido mucho cariño a través de la lectura de su legado”. Por su parte Amelia “reclama un gran homenaje a Florentino por parte de todas las instituciones que se beneficiaron de su generosidad, porque es una persona muy desconocida y todas deberían hacer algo para valorar su figura. Se fue con cinco años de Béjar, pero siempre estuvo vinculado a su ciudad y dejó todo a Béjar”. En lo mismo insiste Amalia, quien asegura que “solamente conociendo este legado se puede uno hacer a la idea de la categoría de Girbal. Fue un gran intelectual y tuvo una gran importancia. A través de sus cartas nos hemos dado cuenta que fue una gran persona”.
Lea la noticia completa en número 4.841, publicado el 17 de enero de 2020, de Béjar en Madrid.